Como tantas actividades industriales, comerciales o deportivas, el mundo de la pelota profesional está parado. La actividad de los frontones “con taquilla” depende del público que invierte euros para ver a los profesionales en directo. Si no se ingresa plata no hay espectáculo y los manistas están en el paro.

Incluyo la pala, cesta, raqueta y otras actividades similares ya que solo se puede practicar en plan de entrenamiento en frontones sin cubrir. Lo anterior implica que se cortan sueldos, no se contratan a nuevos pelotaris y todo anda paralizado y sin orientación.

Se quedaron en los mejores momentos los campeonatos de parejas, el individual está en el aire, las ferias en unos casos se dan por perdidas y en otros se está esperando el santo advenimiento... Un desastre inevitable que se puede acortar un poco si los ciudadanos fuéramos más conscientes y rigurosos a la hora de cumplir lo que se nos indica con la mejor intención y fundamento.

Sucede que cualquier salta trenes sabe más que los epidemiólogos, el salta jaras de al lado tiene los remedios de los que duda un especialista en pandemias y comprando el pan y la prensa escuchas a veteranas hablar de remedios en limpieza y sanidad cuando lo más que han limpiado es un orinal.

De los políticos diré que los que están ahora en el carro tratarán de acertar, aconsejados por expertos, o supuestos expertos, y los que esperan a subirse tienen que justificar el mondongo que se llevan en euros mensuales contrariando o haciéndose ver como necesarios y que existen para algo. Es la vida. Esta calamidad sanitaria está clasificándonos a todos. Desde el necio al inepto pasando por el canalla, hiena, gandul y ruin. Con ellos los héroes, competentes, cumplidores y ejemplares profesionales anónimos con sueldo base. Que dure poco.